Si hablamos de los grandes inventos de la historia es imposible obviar la imprenta, que revolucionó la comunicación y la cultura a nivel global. Desde su origen hasta la actualidad ha experimentado una gran evolución que ha ido marcando el compás de la sociedad.
Inicios de la imprenta
A pesar de que Gutenberg fue el que revolucionó la imprenta, realmente su germen llegó en el siglo VI en China, donde la dinastía Tang desarrolló un rudimentario sistema de impresión con matrices de madera tintadas que se plasmó en algunas publicaciones.
Cuatro siglos después, sin movernos de China, llegó la impresión con tipos móviles, que primero fueron de arcilla y luego de madera, lo que supuso un gran avance. Sin embargo, los materiales eran poco resistentes.
En el siglo XV apareció el alemán Johannes Gutenberg para desarrollar caracteres tipográficos a partir de una aleación de plomo, antimonio y estaño. Además, empezó a utilizar tinta de base oleosa, más duradera. Con todo ello, inventó la primera pesa de impresión inspirada en la prensa de uvas y en 1955 imprimió 180 copias de la Biblia de Gutenberg.
La evolución de la impresión
La invención de Gutenberg fue la semilla y a partir de ahí la impresión se ha ido desarrollando hasta nuestros días. El siguiente gran paso, ya en el siglo XIX, fue la invención de la rotativa, de la mano del estadounidense Richard March Hoe, que implementaba un cilindro para agilizar la impresión llegando a realizar ocho mil copias por hora.
En 1885 llegó la linotipia, una máquina que completaba automáticamente las líneas de caracteres de los textos, lo que dinamizó notablemente el proceso de impresión. La siguiente innovación clave sucedió en 1971: la impresora láser. Este invento automatizó el contenido a través de procesos electrónicos enviados por ordenador y así pudo llegar a las casas particulares.
¿Sustituirá la impresión digital a la tradicional?
Con los avances tecnológicos, la impresión digital está cobrando cada vez un mayor protagonismo, ya que su preparación es más simple. Esto permite un ahorro de costes y una mayor flexibilidad en cuanto a número de copias y tiempos de encargo.
Todo ello nos haría pensar en que la impresión tradicional está acabada, pero no es así.. La impresión tradicional u offset aún es capaz de ofrecer una calidad superior y, además, al utilizar una hoja de gran formato, es más adaptable a diferentes tipos de producto.
La revolución digital también está transformando el mundo de la impresión el cual se está adaptando a pasos agigantados a la demanda del mercado.